31 marzo 2011

¿Abogangster o aboganso?

 Se dice que sólo hay dos tipos de abogados: “abogangster” o “aboganso”. El primero tiene “éxito” asegurado. El segundo es un fracasado por quedar “fuera del sistema”. Bajo esta disyuntiva, la falta de ética parece ser una ventaja competitiva.

Esa idea está condenada a desaparecer. Algunas Facultades de Derecho estamos convencidas de que hay una tercera alternativa, que promovemos no sólo por ser moralmente correcta, sino además porque el mercado está exigiendo y reconociendo abogados formados en valores.

Las gerencias legales están cambiando ante la necesidad de implementar programas centrados en códigos de conducta. No basta con abogados eficientes y efectivos, sino que deben hacer de las buenas prácticas su forma de ejercer la profesión. Un abogado no sólo debe elaborar correctamente un contrato o plantear una estrategia de defensa inteligente, sino que debe abstenerse de intermediar acciones de corrupción, debe deslindar adecuadamente los conflictos de intereses, debe ser transparente en la evaluación de los casos y en el cálculo de honorarios, y sabe que deberse a su cliente es no cruzar límites.

Beatriz Boza viene empujando la iniciativa de sustituir el equivocado e inaplicable Código de Ética del Colegio de Abogados de Lima por el Código de Buenas Prácticas del Abogado. El rol de las empresas en esta iniciativa es notable y es señal de que hace falta reclutar abogados no sólo técnicos sino con altos estándares de conducta.

La contribución de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico será que los temas de responsabilidad profesional no se aborden en un solo curso de manera aislada, sino de forma transversal: cada profesor planteará en clase uno o más dilemas éticos, de modo que los alumnos interioricen que pensar como abogado supone tomar decisiones en valores.

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